Para los comunes de los mortales, un eclipse, como mucho, es un acontecimiento fuera de lo rutinario y por supuesto, si no fuera porque a la prensa le resulta «apetitoso» para llenar contenidos, seguramente pillaría de sorpresa a la mayoría. No es de extrañar que algunos, incluso, les aburra la exagerada «movida» que lleva a ingentes cantidades a viajar, reservar hoteles, etc. para contemplar el evento astronómico.
Otra cosa, muy diferente, es lo que ocurre en la comunidad científica, a los cuales les resulta siempre una oportunidad muy aprovechable para estudiar, investigar y analizar lo que, de otro modo, no es posible, en las condiciones normales del Sol.
Esta vez, además del siempre inacabable estudio de la corona solar, sus explosiones o fulguraciones motivadoras de tormentas geomagnéticas, podemos añadir la observación de dos cometas de órbita cercana al Sol, que, en condiciones normales, quedan cegados por el brillo de la estrella. Del SOHO-5008 se pudo ver el proceso de desintegración por su cercanía al Sol. Una desintegración que se prevé matemáticamente, pero que nunca se había podido observar directamente. Del cometa 12P se esperaba una cola más brillante y no fue así. Estudian las causas.
Los observadores populares, la gente, pudieron ver, durante la fase de totalidad, el planeta Venus, pero no, Mercurio, que ya precisaba instrumentación.
Crédito de imagen y derechos de autor del eclipse total y los cometas: Lin Zixuan ( Tsinghua U. )
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