Hay un tiempo para ser concebido y si hay armonía, no ocurrirá en un solo día.
Hay un tiempo para nacer y si hay armonía, ocurre en un solo día.
Hay un tiempo para crecer y si hay armonía, no ocurrirá en un solo día.
Hay un tiempo para descubrir el amor y en armonía, necesita de algo más que un solo día.
Hay un tiempo para amar y solo es posible en armonía; todos lo quieren más de un día.
Hay un tiempo para concebir y es bueno que ocupe más de un día.
Hay un tiempo para aprender y contemplar; difícilmente se consigue en un solo día.
La siembra y la cosecha ocupan un tiempo más largo que el de un solo día.
La vejez no llega en un día. Ni empieza en un día determinado.
¿Y la muerte?
Tampoco la muerte llega en un solo día. Dichosos aquellos que saben reconocer cuando empieza su proceso. Los sabios dicen que dura toda una vida. Otros dicen que comienza cuando tú decides rendirte a su evidencia. Eso es estar dentro de la armonía. Inclusive los que mueren súbitamente, empezaron a morir tiempo atrás. Así es eso, que acertada o equivocadamente, llamamos destino.
Estas cosas son la sabiduría de los que viven despiertos y observan.
Otros, viven el letargo de la inconsciencia,
como el avestruz, que oculta su cabeza en las arenas, cuando se siente amenazada.
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