o os dejéis engañar por este avatar de apariencia negacionista, derrotista, pesimista, inconformista y algún que otro "ista" más. Es bastante más positivo de lo que pueda parecer. El muchacho, aunque teóricamente me representa, no tiene mucha imagen de mí. Mi barba no es tan poblada, ni mi cabello es tan oscuro; muy al contrario es propio del invierno de la vida, blanquecino y escaso. Pero ese gesto, medio resignado o medio crítico, es el de alguien que ha vivido lo suficiente como para no ver el vaso ni medio lleno, ni medio vacío, sino frágil y quebradizo. Ahí sí que hay analogía. Humedece su mirada parpadeando lo suficiente como para mantener a raya la sequedad de unos ojos cansados que no quieren perder de vista los acontecimientos del mundo.
Lamenta que ya no sabe llorar con lágrimas y se conforma en hacerlo hacia adentro, esperando que quizás alguien sabrá empatizar con su dolor.
En cualquier caso, hoy, el último día de un año que pasará a la historia con calificaciones indeseables, no quiero cerrarlo sin agradeceros vuestra compañía, vuestras interacciones, vuestra comprensión y presencia.
Mi muñeco y yo deseamos que vuestra noche vieja, sea un pequeño oasis en medio de este desierto de amarguras que no está tocando vivir. Mañana empezaremos un nuevo capítulo. Quiera la vida permitirnos que al abrir las ventanas, los aires del 2024, nos sean favorables.
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