e gustaría parecerme a este tipo. Esa mirada hecha de una parte de cinismo, otra parte de pasotismo y todo enmarcado en un lienzo de frialdad, le confieren un magnetismo muy especial.
—Okanuh, tú te pareces a él y a cualquier otro. Esa es la gran baza que no sabes utilizar. Tu inmaterialidad. Una facultad que muchos desearían, aunque sabido es, que en ese deseo siempre se ocultan perversiones.
Todo lo que quieras, sabiondo, pero no intentes convencerme de mis poderes. Los conozco, pero no son suficientes como para que deje de sentirme un tipo vulgar, gordo, feo, viejo y enfermo. Desplazado del tiempo y de lugar correctos. Mi lugar era la isla de Okaido y mi tiempo el siglo XIX. Explícame que mierda hago, manifestándome en la mente de un gilipolla pitiuso mediterráneo del siglo XX.
—¡Anda! Pues sí que estamos bien esta mañana dominguera… Pero es que, además, ¿me puedes decir qué demonios tiene que ver John Malkovich, con esa historia nipona?
¡Nada! ¡Lo mismo que tú conmigo, carcelero! ¡Muérete!
Parece que la foto es de este tipo, Pierre Jahan, que
también hace fotos por las calles y en bicicleta, pero
no estoy seguro.
también hace fotos por las calles y en bicicleta, pero
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