9/11/23

Catalanista, en colores

He visto en el blog de una amiga, en un post (que suscribo al 99%) la palabra catalanista tratando de sugerir la bandera catalana, conocida como "senyera". La bloguera, gusta de componer con sus textos, figuras, sobre cuyo gusto o criterio estético, los dioses me libren de opinar, puesto que como profesional de lo gráfico (ex, para ser más precisos) sé muy bien que Tot està per fer i tot és posible.

Pero, ¡mecachis en la mar!! Esta vez mi querida amiga no acertó en la distribución cromática. La senyera está compuesta por cuatro barras verticales rojas sobre un fondo amarillo y pretenden remomerar cuatro rayas plasmadas con los dedos ensangrentados sobre un escudo.

catalanista...

Mi propuesta, con toda mi amistad y aprecio hacia mi estimada bloguera,  sería diferente:

CATALANISTA

El origen de la senyera proviene del símbolo heráldico del linaje de los condes de Barcelona, del que se tiene constancia desde el año 1150.

La leyenda que explica el origen de la señera se remonta al siglo IX, en tiempos de Wilfredo el Velloso (Guifré el Pilós, en catalán), que ha pasado a la historia como el primer conde de Barcelona según la tradición popular. La leyenda la encontramos recogida en el libro Segunda Parte de la Crónica General de España, escrita por Pere Antoni Beuter en el año 1551. La leyenda nos habla de la época en que el actual territorio que ocupa Cataluña estaba dividido en condados. Estos condados estaban gobernados por un conde, el cual debía pleitesía al rey franco, heredero del antiguo Imperio Carolingio que había constituido la llamada Marca Hispánica, un territorio que separaba los dominios cristianos, al norte, de los dominios musulmanes del sur, que ocupaban la mayor parte de la península Ibérica.

La leyenda nos cuenta que el rey franco pidió ayuda al condado de Barcelona para librar una batalla contra los normandos, que habían ocupado Francia. Wilfredo el Velloso, conde de Barcelona, ayudó a liberar el territorio francés, quedando gravemente herido en el campo de batalla. Cuando Wilfredo se recuperaba de las heridas en su tienda de campaña, cuenta la leyenda que el rey franco fue a visitarlo y le ofreció lo que quisiera como recompensa al valor mostrado en el campo de batalla. Wilfredo señaló su escudo, completamente dorado, y le pidió que le otorgara un símbolo para su escudo de armas. El rey franco, entonces, hundió sus cuatro dedos en la herida sangrante de Wilfredo y dibujó cuatro barras verticales con la sangre de Wilfredo en el escudo dorado.

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