foto: keiichi-ichikawa |
Vivimos desde el interior de una mente que nos ofrece un caos de pensamientos, sensaciones y emociones que se reflejan desordenadamente en nuestra consciencia cotidiana. Son el fruto de los constantes "inputs" que nuestro cerebro recibe desde los ventanales de los sentidos.
Estos días, tratamos de evadirnos, ante la difícilmente soportable sensación de pertenecer a un tiempo y un espacio que no son otra cosa que las dos dimensiones de un escenario en donde se representa el teatro del mundo. No sabemos el auténtico título de la obra, pero sabemos que podemos ponerle el que queramos y que irremediablemente esa obra en el teatro del mundo tendrá un final y se bajará el telón. ¿Quedará alguien para aplaudir?
Cuando hablamos de Oriente y Occidente, ya no nos referimos a puntos cardinales o geográficos. Eso ya forma parte del pasado. Oriente y Occidente ahora son entornos culturales; son dos sociedades y que además para más complicación, no están separadas, sino que conviven una en el seno de la otra. El resultado es un polvorín que en cualquier momento puede saltar por los aires.
Y mientras tanto, nos entretenemos con nuestras políticas pequeñas, ocupando o preocupando nuestra opinión, en miserias como las que se encargan de alimentar los medios a nuestro alcance. Una opinión pública preocupada por la amnistía o las lenguas llamadas cooficiales. ¿Para qué? ¿No saben acaso que la tasa de natalidad española es una de las más bajas del mundo? ¿Porque hablan tan poco de esto?
No te quepa la menos duda, es más que posible, que dentro de cincuenta años, todo esto ya no sea una preocupación y el candidato ya no lleve un apellido tan español como Sánchez y en su lugar el aspirante quizás pueda apellidarse: El-Abhari, Sfeir, Rahal, o quizás Wang, Zhang o Chen.
Eso suponiendo que dentro de esos cincuenta años, alguien pueda ser aspirante a convocatoria alguna.
No es morbo, sino querer saber, más allá de las noticias. Por eso mientras escribo esto, tengo una ventana de Youtube abierta, donde hay cuatro cámaras en vivo y directo en Gaza (2 cam.) con operador humano y otras dos en Ashdod y Saffed en Israel (automáticas). El bombardeo sobre Gaza es constante. En las dos poblaciones israelís, veo calma, al menos de momento. Es esta ventana:
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