6/11/22

Sentido y propósito

❝El sentido -no necesariamente el propósito- de la vida, es mantener el fuego encendido.


Cuando Okanu (antes Oka-no)* soltó esta sentencia, inmediatamente le/me dije que precisaba una paráfrasis suficientemente extensa para entenderla. Esta:

En ocasiones se habla del descubrimiento del fuego como un triunfo importante de la humanidad. Pero es una expresión incorrecta. El fuego no fue descubierto por ser humano alguno. Al fuego ya lo conocían no solo los homínidos menos avanzados, evolutivamente hablando; lo conocían y conocen la mayor parte de los seres vivos. Lo temen y evitan sus malas consecuencias. 
El triunfo del ser humano fue conquistarlo hasta cierto punto, dominarlo y gestionarlo; también hasta cierto punto. Descubrimos como originarlo, como mantenerlo y qué hacer con él. Descubrimos como sacarle provecho. Descubrimos, incluso, como podía curar, desinfectar y cauterizar heridas. En los albores de nuestra civilización, cuando nuestra sociabilidad se había extendido un poco más allá de los clanes familiares y empezaba a desarrollarse la idea de tribu, pocas cosas había más importantes que la gestión del fuego. Se considera que fue el germen de la responsabilidad colectiva, ya que todos debían procurar por su continuidad de la cual, especialmente en las estaciones frías, dependía la mínima comodidad posible para el grupo. Es en este sentido que puedo utilizarlo como símbolo. La mente simbólica es otro avance evolutivo de importancia capital en nuestra especie. Y en ese paralelismo simbólico con el "otro fuego a mantener" es donde radica la lógica de la frase. 
Mantener ese otro fuego encendido. Pero, sin duda, te preguntas — ¿cuál es ese otro fuego? —

Pienso que al igual que la gestión del fuego, no estamos ante una cuestión individual, sino colectiva. Cuando hablamos del sentido de la vida, en realidad nos referimos al sentido de la Vida. Podemos confeccionar un plan de vida. Decimos: tengo un propósito en la vida. Quiero conseguir esto o aquello, material o no, y mi impulso se encamina a conseguirlo. ¡Correcto! Eso, está muy bien.  Conseguir mucho dinero, un descubrimiento científico o componer unas sinfonías más hermosas que las de Malher, solo por poner unos ejemplos, son propósitos totalmente lícitos, pero por mucho que algunos opinen lo contrario, tienen poco que ver con el sentido de la vida. ¿Qué sentido tendría para los que no consiguen propósito alguno?
Hay un fuego que hay que mantener. Se llama felicidad y alegría de vivir. Es un fuego cuya continuidad y mantenimiento es tarea de todos, como lo era en la antigüedad, la gestión del fuego que quema. Todos absolutamente todos pueden cuidar la hoguera común, aunque solo sea aportando una ramita seca. Todos pueden sonreír, ser amables, solidarios. Todos tienen es sus manos la capacidad de ofrecer una caricia terapéutica, una mirada consoladora.
Todos, religiosos o no, porque esto no tiene nada que ver con dioses, ni antiguos ni modernos, tiene la oportunidad de darle sentido a su pequeña vida, avivando el fuego de la Vida mayor: la de la especie.
El sentido de la vida es sencillamente vivir la experiencia única e irrepetible del existir y esa experiencia solo puede ser, desde la pertenencia a nuestra especie y mirando hacia los demás. Ellos son los únicos dioses que conocerás aparte del que llevas en el interior: ese fuego que hay que mantener. Algunos lo llaman amor. 



* He explicado varias veces sobre An'Ya y Oka-no. Dos entidades mentales, parecidas a alteregos que me acompañan en este sano ejercicio de reflejar pensamientos, escribiéndolos. Ahora corrijo un error histórico y afino mejor el nombre del más racional de los dos: Se llama Okanu (y no Oka-no). Ya tengo trabajo acumulado para corregir las etiquetas. 



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