Estaba dando una vuelta por los comentarios de los blogs que sigo y uno me ha llamado la atención. El comentarista, que no nombraré por discreción, es un caballero, no solo leído; es además estudiado y experimentado. Así pues, lo que dice no es una simpleza; muy al contrario.
Expresa su preocupación, que también comparto, por el envejecimiento de la población española y que a mi parecer, no sé lo que pensará él, se produce por dos factores principales:
- A los viejos nos tienen atiborrados de pastillas y más controlados que el tránsito en un cruce con radar. Por una Sanidad que menos mal, que no furrula bien que, sino... aquí no se muere ni dios.
- A pesar de que los españoles tienen una fama de folladores de primera, parece que sus compañeras (hablo en tercera persona, porque yo ya no ejerzo ni tengo donde aparcar el trasto), sus compañeras, decía, no están por la labor de pasarse nueve meses poniéndose cremitas en el ombligo y la barrigota.
Y no olvidemos que tanto ellos como ellas, contemplan un paisaje que no tiene nada de alentador, a no ser que te pongas unas gafas de esas marca "Opus" y pronuncies aquel maravilloso mantra del "Dios proveerá".
El caso es que entre unos y otras, el panorama pediátrico se está empezando a convertir en algo más aburrido que contar pececitos en un acuario.
En 2050 en España los mayores de 65 años serán 16 millones, más del 37% de la población. —dice el amigo. Venga! Dejémoslo en un +/- 3% de error, para que uno que yo me sé, no se ponga nervioso
Y es que ahora es cuando otro venerable y entusiasta comentarista exclama — no tienen ni puta idea de lo que pasará en 2050— a lo que debería responder que hay una disciplina científica llamada Demografía que, como todas las demás, siempre está dispuesta a rectificar y seguir estudiando, y que gracias a ellas vamos tirando (y no precisamente de un carro).
Nada; ya acabo. Decirle al amigo comentarista que no se preocupe, todo se arreglará y además sin intervenciones divinas. Eso sí, para entonces ya no discutiremos sobre los nombres de las calles con apellidos fascistas. No; entonces será fácil encontrar una plaza que se llame "Aroma de Tombuctú" o aquella calle entrañable y pequeñita que entonces se llamará "Pasaje de la Mezquita Lila"
Nombres como barrio de la Alameda, entonces pueden pasar a llamarse "Barrio de los Llanos de Beijing" El alcalde de Madrid, será aún más feo que Almeida, seguramente mejor gestor y fácilmente podría apellidarse Okoro, Bubanga o Chiang. Incluso que el presidente del gobierno se llame Boabdil como aquel último rey islámico cuya madre le recriminó el llanto y donde la leyenda añade que alguien le consoló al oído diciéndole: No se preocupe, fracasamos con las espadas, pero volveremos con nuestras mujeres...
—Y que más da! —digo yo.
Diversidad genética, diversidad étnica... ¿Acaso hay alguien aquí que de verdad se crea que es un descendiente puro del dueño del cráneo de Atapuerca que llaman "Miguelón"...?
Diversidad genética, diversidad étnica... ¿Acaso hay alguien aquí que de verdad se crea que es un descendiente puro del dueño del cráneo de Atapuerca que llaman "Miguelón"...?
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