Concibo Europa como un vaso que contiene una sociedad líquida. La fragilidad del cristal es la constante preocupación de esa sociedad que teme desparramarse en cualquier momento a causa de la mínima grieta.
En ese vaso, la derecha, más extrema que derecha, resulta ser como una pastilla efervescente. Una vez depositada en el vaso, todo el líquido se convierte en un hervor peligroso. Todo burbujea y la agitación se va incrementando. Las moléculas que componen esa sociedad se agitan incrementando incluso su temperatura. En el mejor de los casos, después de un tiempo, la presencia de burbujas es inevitable, aunque el hervor haya menguado.
Matthias Ecke es un eurodiputado y candidato a las elecciones europeas que llegarán en junio. Ha sido apalizado mientras colgaba carteles en Dresde (Alemania). En la misma calle y con poco tiempo de diferencia, apalizaron también a un voluntario de los Verdes.
Lo malo de las pastillas efervescentes es que si no se retiran inmediatamente de los líquidos, sus efectos pasan a ser irreversibles. Y sí; eso son: Pastillas efervescentes. Nada que ver con analgésicos; solo de sabores ácidos.
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