No lo han descubierto aún, pero cada día estoy más convencido de que los biólogos acabarán consiguiéndolo. Es imposible que no haya por ahí, escondida, alguna molécula o algún virus, que afecte a alguna proteína y acabe provocando estupidez crónica. Además, me temo que es algo contagioso y que requiere una profilaxis muy cuidadosa, especialmente a ciertas edades.
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