13/2/24

Cómo me gustaría saber lo que piensas!

Estoy comenzando a tener serios problemas. Me resulta difícil comprender, pero me consuela saber que aquel que dice que comprende, miente.
¿Qué me puede quedar de vida, veinte, quince, diez años? Me niego a pensar que he vivido casi setenta y cinco años para ahora, cuando debería poder gozar de una cierta paz de espíritu y experimentar aquello del estar sentado a la orilla del río, para ver pasar los cadáveres de mis enemigos, resulta que lo único que veo son cadáveres destripados de seres humanos, que nunca fueron mis enemigos, ni real, ni metafóricamente hablando. 
Resulta que en ese estar a la orilla, el pensamiento oriental, también habla de «bajo la sombra de un árbol». Sé que ese árbol y su sombra, simbolizan el orden y la armonía que ofrecen siempre aquello que resulta de las cosas bien hechas, del orden, de la ley y de todo aquello que es bello, bueno y auténtico.
 
¡Pero no! 
Es imposible la paz de espíritu. Sinceramente, amigos. Uno ya empieza a rechazar este mundo descompuesto, que colapsa y que es cada día menos acogedor. 
La OTAN insta a Occidente a prepararse para cualquier escenario, incluida la guerra con Rusia.

Mientras, ese energúmeno del pelo dorado y bronceado plástico, se atreve a salvajear su discurso hasta amenazar a determinados socios  con dejarlos desprotegidos e invita a Rusia a que los invada.

Trump afirma que “animará” a Rusia a que haga “lo que diablos quiera” con los aliados de la OTAN que no paguen en defensa.

Creo, estoy convencido, de que este siglo que empezó con el derrumbe de las torres del WTC en Nueva York, ha ido «retorciendo» desde entonces, la democracia, hasta convertirla en una caricatura rocambolesca y ridícula. 
Estamos contemplando el teatro del mundo. Una tragicomedia. Estamos viendo el total descaro, falsedad y corrupción en nuestros líderes, al punto de que ya nos hemos acostumbrado. Y no me vengáis ahora con aquello partidista del «y tú, más». Ya no vale. Aquí no se salva ni dios.

(Foto de Mahmud HAMS / AFP).

Estamos viendo la total ineficacia de las Instituciones y sus mecanismos: ¿Para qué demonios sirven las Naciones Unidas? Si luego un asesino de niñas como Benjamin Netanyahu es imparable en sus masacres. ¿Por qué el tío Sam, su aliado, no puede pararle los pies? ¿Qué haremos con ese aficionado a los grandes petardos que gobierna la Corea del norte? 
El conflicto que llamábamos «Guerra de Civilizaciones» se centraba básicamente en discordias entre oriente y occidente, pero especialmente teñido de mundo cristiano y mundo islámico. Ahora, la taca de aceite se extiende ensuciándolo todo un poco más y va más lejos. ¿Qué hilos está moviendo China?

Y que nadie se olvide. Todo esto, sumado los movimientos migratorios y a la crisis climática (allá él, el que no la contemple) es el escenario perfecto para esa tragicomedia que mencionaba antes. 

¿Paz de espíritu? ¿Tiempo de reposo? Olvídate. 
No tengo nietos, pero si los tuviera, se me partiría el corazón.
Aspiro a poco, pero pocas cosas deseo más que ver a Putin y Netanyahu ante una corte de justicia y no solo tener que soñarlo. Pero no creo que lo consiga. 

¡Cómo me gustaría saber lo que piensas!





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