En el calor de aquella noche de junio, descubrí como competían los perfumes de las sedas de tu cama y los suaves aromas de tu piel. Solo aquel que desprendía tu cabellera negro azabache, permanecía al margen, seguro de sí mismo, confiando en que era mi preferido.
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Pintura de Yasunari Ikenaga |
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