“Mira de nuevo ese punto. Eso es aquí. Ese es el hogar. Esos somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos los que has oído hablar, todos los seres humanos que alguna vez fueron, vivieron sus vidas. El conjunto de nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones, ideologías y doctrinas económicas confiadas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, todos los maestros de la moral, todos los políticos corruptos, todas las “superestrellas”, todos los “líderes supremos”, todos los santos y pecadores en la historia de nuestra especie vivieron allí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario muy pequeño, en un vasto escenario cósmico. Piensa en los ríos de sangre derramados por todos aquellos generales y emperadores para que, en la gloria y el triunfo, se convirtieran en los dueños momentáneos de una fracción de punto. Reflexiona en las infinitas crueldades que los habitantes de un rincón de este píxel cometen con los apenas distinguibles habitantes de algún otro rincón, cuán frecuentes son sus malentendidos, cuán ansiosos están de matarse unos a otros, cuán fervientes sus odios.
Nuestras posturas, nuestra supuesta importancia personal, la ilusión de que tenemos una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es una mota solitaria en la gran oscuridad cósmica envolvente. En nuestra oscuridad, en toda esta inmensidad, no hay ningún indicio de que vendrá ayuda de otra parte para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay otro lugar, al menos en un futuro cercano, al que nuestra especie pueda migrar. Visitar quizás sí. Pero tranquilízate; habitar, todavía no.
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