Una de las formas de autoridad más expuesta (visible) es la de las autoridades arbitrales del deporte. Y de estas, la más observada con diferencia, es la del futbol. Un deporte que para bien o para mal, es el que más pasiones genera en estas latitudes.
Son infinidad, los niños y jóvenes que tiene como ídolos (y consecuentemente como referencias) a los jugadores de su equipo favorito. Y son esos niños los que partido a partido van viendo (porque ser niño, no significa necesariamente ser tonto) como las reglas (la ley) son interpretadas a capricho, jornada a jornada y muchas veces permitiendo juego bronco e innecesariamente violento.
En demasiadas ocasiones los favoritismos se ponen de tal modo en evidencia, que las consecuencias son inevitables. No; no estoy hablando del fomento de discusiones en la barra de un bar que puedan acabar a puñetazos. Eso, con ser grave, no es nada comparado con la perniciosa influencia que se ejerce sobre la mente de los jóvenes.
¿Cómo queréis entonces que entiendan el arbitrio en otras áreas de la sociedad? ¿Verán a los jueces, como unos señores que, en vez de pantalón corto y pito, visten toga, pero que de igual modo interpretan la ley a conveniencia vendidos al mejor postor? No tengo muchas dudas sobre eso.
La pregunta que me hago es: ¿Se puede esperar que no se produzca en las diferentes áreas de la sociedad un juego bronco y violento?
Tú, ¿qué respuesta tienes?
La pregunta que me hago es: ¿Se puede esperar que no se produzca en las diferentes áreas de la sociedad un juego bronco y violento?
Tú, ¿qué respuesta tienes?
foto: Gernot Schwarz
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