Y mientras trato de barruntar que nuevas cosas cristalizar desde el mundo de las ideas, me pregunto que habrá sido de aquel Profesor en la Secundaria que el pasado 9 de marzo habló del Yoga de los sueños y aunque dejó la puerta abierta, no hubo más luces en su blog. Quieran los dioses la vida, que las circunstancias no sean dolorosas ni tristes.
Los buenos blogueros; aquellos que me hacen pensar cada vez abundan menos. ¿De quién podré aprender? - Desde luego de los que están todo el santísimo día con su matraca monotemática de la política, seguro que no. Dicen los sabios que aquel que es incapaz de hacer, de recoger un papel del suelo, o de mover un obstáculo en las aceras, es el que pasa sus días despotricando de la administración, que ya Séneca decía que era el vicio de los vagos.
Pero aún queda algún bloguero que no tiene desperdicio. Se me ilumina la mirada cuando leo cosas como esta:
...empezáis a entrar en esa madurez que todavía tiene buenas cosas, aunque, ¡cuidado!, los años pasan con rapidez y no quisiera que cayerais en la tentación de pensar que lo que os queda es la edad de oro. (J.L.Trujillo)
O pienso en la profundidad que encierra esta, engañosamente liviana frase:
“Mejor es ser un cohete caído, que no haber resplandecido nunca”.
Y es que desde el fanfarrón de Elon Musk, hasta el más humilde porteador de agua sobre la cabeza, en la sabana africana, sabe que cayéndose y levantándose, es como uno fabrica su propia enciclopedia del saber.
¡Qué suerte tengo de conocer a quienes conozco!
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