Cuando le explico a Okanuh, que esta foto es de 1952, se queda pensando. Y se prolonga en su discurrir. Parece un ordenador con el Windows encallado y la ruedecilla dando vueltas.
—Qué Okanuh, ¿sorprendido?. Es una foto de un tal Saul Leiter que no me sonaba de nada. He visto que era judio que vivió en Nueva York, que era profesor de fotografia en la Escuela de Fotografia de N.Y. y que trabajó para las principales revistas de la época.
—Vale, pero no me des la vara ahora con el autor. Me he quedado clavado en la intemporalidad de la foto y el beso. No puedo remediarlo Noxeus, me pregunto desde cuando se besa la gente en los labios, o en la boca, para ser más preciso. ¿Tú lo sabes?
—Jolines, no se me había ocurrido, pero supongo que desde siempre. Los chimpancés y los bonobos, lo hacen.
—No, no no... Cierto que lo hacen pero no se comen la boca ni juguetean con la lengua. Creo... No sé. Claro que tampoco es que se laven mucho los dientes.
—Ah, vale. Será por eso.
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