Estos días, lo son de revuelo con el tema del ChatGPT. Empiezan a cansarme los que consideran este aplicativo, sinónimo de Inteligencia Artificial. No lo es. Afortunadamente, las técnicas de la IA se están desarrollando en otros campos mucho más interesantes y beneficiosos. El ChatGPT es solo una parte y creo que es no las más importante o interesante.
El ChatGPT me recuerda al mando a distancia que parece destinado a que los sedentarios, ni siquiera hagan un esfuerzo mientras están viendo televisión.
Pedirle que te estructure un discurso, que se invente un cuento, o que haga truquitos fotográficos para que aparezca Trump esposado (antes de tiempo) a según quien le parecerá una virguería, pero en definitiva son aplicaciones de una tecnología que lo que hacen es conducir a que nuestras neuronas, no trabajen, no se esfuercen.
Ojo, no sea que estemos ante otro artilugio para fabricar idiotas profundos...
Ojo, no sea que estemos ante otro artilugio para fabricar idiotas profundos...
Sí, ya lo sé… algo parecido se decía cuando aparecieron las primeras calculadoras de bolsillo. Pero mira, opino que algo de razón había.
¿Para qué me sirven a mí, las raíces cuadradas? Dijo la Secretaria de estado de Igualdad y contra la violencia de género. Y se quedó tan ancha.
Os traigo un video (9 min.) en el que SIN INTELIGENCIA ARTIFICIAL, ni parecido. Solo con ganas de «currar» y técnicas en las que se facilita la velocidad de las manipulaciones, pero que precisan al 100% de una inteligencia y sensibilidades humanas, se consigue que una colección de retratos icónicos (muy conocidos para los amantes de la Fotografía y su Historia, prácticamente tomen vida. No solo coleándolas, sino que incluso generan lo que bien podría ser su expresión facial, mirada y sonrisa.
Imágenes (retratos de estudio) de finales del siglo XIX y principios del XX
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