9/8/22

MCMXLIX (1949)


No era un mal año para nacer. La segunda guerra mundial había quedado atrás y aunque España aún olía a pólvora quemada, había tanto que recomponer y coser que la generación que me precede, no estaba de hostias. Se centraba en su trabajo, en llevar pan a la mesa y seguir cuanto más lejos mejor de uniformes grises.
No los vi por el camino, pero ocho días antes había aterrizado en el planeta un tal Mark Knopfler y once días después de mi llegaría un guaperas que también se llamó Ricardo. Para ser más exactos Richard. Richard Gere. Está claro que a ellos les ha ido mejor, pero no me quejo. Y por cierto, para los que gustan de "las sincronías", resultó que en mi juventud también fui músico de rock como Mark y desde los 27 años me siento próximo al pensamiento budista. (Aunque no tengo el compromiso que tiene Richard, como forma de vida me resulta válido)

El mundo entonces, no tenía los problemas demográficos que tiene hoy. Después de las guerras mundiales, la gripe española, etc. el espacio no apretaba. Aún así, cuando llegue, algunos tuvieron la ocurrencia de morirse, no sé si por dejarme espacio o porque no les caí bien y decidieron largarse. Destaco entre otros al Sr. Richard Strauss  (se ve que la cosa va de Richards).
También fue el año del estreno de Mujercitas que viene siendo algo así como el intentar quitarse una tirita de un dedo con la otra mano ocupada. Interminable y angustiosa. Por Dios, que horror!!
Seguramente fue por eso por lo que la industria, trató de compensar el sabor de pastel rancio y nos ofreció en el mismo año "El Tercer Hombre" dirigida por Carol Red, que...ojo! no es una mujer. Orson Welles, sublime.

El caso es que a consecuencia del "oficio" de mi padre que fue destinado a Sant Antoni de Portmany con la misión de que un puto cañón de artillería no se acabara de oxidar del todo (textual), mi pobre madre tuvo que traerme al mundo, con la ayuda de una comadrona en una  humilde pensión  que cuatro años después ya era un hotel. Desde entonces ha ido creciendo en tamaño y en prestigio: Can Tarba.  Así que... yo también nací en el Mediterráneo.

He tenido la inmensa fortuna de estar viviendo un tiempo en general apacible y en el que el crecimiento ha sido característica principal. He vivido la transición entre una dictadura y una democracia y aunque tanto la transición como la democracia dejan mucho que desear, el sufrimiento siempre ha estado lejos en mi vida. Algo que un gran porcentaje de la humanidad no ha podido disfrutar. 
Ahora, ya viejete, en el aire suenan tambores de guerra y los chamanes de la Física, auguran tiempos difíciles. ¿Escaparemos del sufrimiento?
Que la Vida (con mayúscula) nos ofrezca un resto de vida (con minúscula) a todos, sereno, apacible y reinado por la inteligencia y el amor.






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