4/12/21

Oh que bonic

La mañana despuntó fría de narices. Pero aún así, me encaminé a la cafetería- bar que queda más lejos de mi casa. Bueno... vivo en un pueblo que si trazamos una línea recta entre extremo y extremo, son solo 1.373 metros. Es el núcleo del pueblo; luego están las casas diseminadas. y los barrios externos al núcleo. 
También según Google Earth, la distancia a pie desde el portal de mi casa hasta la puerta de la cafetería son 615 metros.  Explico esto para que nadie piense que ir a la cafetería más lejana, signifique una proeza maratoniana. Pero hacía un frio que pelaba. 
Al atravesar la puerta, mis amigos me saludan y me advierten de que tengo que enseñar el Certificado de Vacunación. 
Miro hacia una de las camareras que está tras la barra a unos 8 o 9 metros de la mesa que ocupamos. 
Què vols, cafè amb llet, com sempre?
Le digo que si y al mismo tiempo le enseño el móvil con el QR del certificado en la pantalla. 
Ara vinc a ensenyar-t'ho.
No cal, quan vingui a portar-te el café a la taula, ja me l'ensenyaràs. 
D'acord— le respondo.

Un momento después llega con el café, la leche y un par de galletas. Hago el ademán de enseñar la pantalla del móvil, lo mira y dice
Oh que bonic; molt maco! 
Y se larga. Ni dni, ni comprobación, ni nada de nada.
Sonoras carcajadas de mis amigos supongo que al ver la cara de tonto que se me queda.  Uno de ellos me cuenta que le ha preguntado porqué no comprueba con su móvil y la correspondiente aplicación y que le ha respondido: —Tinc el mobil carregant-se— 
 Este virus no lo para ni el Teto.

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3 comentaris:

  1. Yo ya no sé qué pensar de nada de todo esto. Me limito a tener cuidado, estar vacunado y no ir de botellón. Pero no quiero que el virus entre con su disfraz neuro en mi cerebro. A la televisión ni agua.

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    Respostes
    1. Yo si sé que pensar. Pero no sobre el virus, sino a consecuencia del virus. Y lo que pienso es que esta sociedad necesita unos cuantos virus más para darse cuenta de que con tanta soberbia, egocentrismo (o egoísmo, si prefieres) y ausencia de valores éticos (los morales también, pero al fin y al cabo con los primeros basta) el castañazo es inevitable.

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    2. Muertos ha habido a patadas durante 2020 y ¿ha aprendido algo eso llamado ciudadanía? ¿Qué necesita? ¿Muertos por las calles o en los corrales de las casas como en el siglo XIV? Cuando llegue el virus de la guerra que no es obviamente deseable pero tampoco descartable -ya ves cómo anda el mundo y la lucha por poderes hegemónicos- ¿cómo reaccionaremos? A veces pienso que la memoria de la grey humana es limitada en el tiempo y cuando sociedades como las nuestras se acostumbran a la normalidad de la pax del mercado no saben reaccionar muy bien cuando hay situaciones críticas (o reaccionan a las órdenes de los poderes de turno y ay de nosotros) En parte porque las referencias se han perdido, porque esos valores éticos no se saben aplicar, si es que quedan, porque el egocentrismo que proviene de una única ideología, el mercado y con apellido, en parte y coincide con nuestro deseo personal de satisfacer sin límite y poseer más, lo ha potenciado hasta el más mísero individuo, porque los modelos se toman de las clases pudientes que además suelen ser putrefactas, porque su ego interior aún se alimenta de la falsedad monoteísta, camaleónica y al servicio del mejor postor siempre, a la que se rinde sin ser capaz de hacerse preguntas. En fin.

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