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Por qué el asesinato en Irán del líder de Hamás agravará la crisis en Oriente Próximo
Hamás culpa a Israel del asesinato de su líder político, Ismail Haniya, en su domicilio de Teherán. Según el grupo terrorista palestino, Haniya sufrió “un ataque aéreo sionista después de que participara en la toma de posesión del nuevo presidente de Irán”.
Con la guerra de Gaza sin visos de remitir y todo Oriente Próximo en el filo de la navaja, este atentado plantea interrogantes sobre si podría desencadenar una guerra regional más amplia.
¿Quién era Ismail Haniya?
Haniya era el máximo dirigente político de Hamás y lideró a esta organización en las negociaciones de alto el fuego con Israel en la guerra de Gaza, con la mediación de Estados Unidos, Egipto y Qatar. Obviamente, estas negociaciones quedarán ahora en suspenso.
Aunque Israel aún no ha reivindicado su muerte –y es poco probable que lo haga, dado que no suele asumir la autoría de acciones encubiertas–, Haniya figuraba desde hace tiempo en su lista de objetivos.
Lo sorprendente, sin embargo, es dónde y cómo se produjo el atentado. Haniya se encontraba en Teherán para asistir a la ceremonia de toma de posesión del nuevo presidente de Irán, Masoud Pezeshkian. Los detalles de lo sucedido son aún imprecisos, pero parece que Haniya murió junto con uno de sus guardaespaldas a causa de una explosión en su edificio. Aún no se sabe si la explosión se produjo por una bomba controlada a distancia o por un ataque con misiles.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán está investigando el asesinato.
¿Qué significado tiene este atentado?
Hay dos cuestiones importantes que serán objeto de un minucioso escrutinio en los próximos días.
La primera es que, suponiendo que Israel haya sido responsable del asesinato de Haniyeh, se plantea la cuestión de si Irán tomará represalias, dado que Haniya estaba bajo la protección del país cuando fue asesinado. Es probable que su muerte provoque un enorme enfado en Irán y que, a su vez, dé lugar a represalias adicionales contra Israel por parte de Hamás.
Las tensiones entre Irán e Israel vienen de lejos. En abril, Irán lanzó más de 300 misiles y aviones no tripulados contra Israel en represalia por un ataque contra el consulado iraní en Damasco. En el ataque murieron varios altos dirigentes de la guardia revolucionaria.
El ataque contra Haniya refleja el notable grado de inteligencia y acceso operativo que Israel parece tener en Irán en estos momentos. En los últimos años ha habido un flujo constante de científicos iraníes que trabajan en el programa nuclear que han sido asesinados. Esto incluye al “padre” del programa, Mohsen Fakhrizadeh, que fue asesinado por una sofisticada ametralladora teledirigida en 2020.
Sin embargo, en la lista de Israel siguen figurando dirigentes de Hamás que, por lo que se ve, siguen vivos. Al parecer, el dirigente político de Gaza Yahya Sinwar sigue dirigiendo allí las operaciones de los militantes. En julio, Israel llevó a cabo un ataque que se cree que mató al escurridizo líder militar Mohammed Deif. No obstante, Hamás no lo ha reconocido y Deif ha sobrevivido a varios intentos de asesinato anteriores.
La segunda gran incógnita es si Hezbolá, con sede en Líbano, lanzará un ataque contra Israel, a instancias de Irán.
El asesinato de Haniya se produjo pocas horas después de un ataque aéreo israelí en el sur de Beirut, en el que las autoridades israelíes creen haber matado al alto comandante de Hezbolá Fuad Shukr.
Si Irán tomara represalias, podría ser a través de Hezbolá desde el Líbano. Una gran descarga de misiles de Hezbolá podría desbordar el sistema de defensa antimisiles israelí.
Irán también cuenta con otros aliados a los que puede recurrir, como los grupos militantes chiíes de Siria e Irak, así como los Houthis de Yemen, que ya lanzaron un ataque con drones contra Tel Aviv hace una semana. Israel respondió rápidamente.
Es difícil precedir el futuro inmediato, pero es muy probable que el asesinato de Haniya provoque una escalada significativa en la guerra de Gaza y, posiblemente, en todo Oriente Próximo.
Ian Parmeter, Research Scholar, Centre for Arab and Islamic Studies, Australian National University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.