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| Gene Cernan conduciendo un vehículo eléctrico en la superficie de la Luna en diciembre de 1972. Fuente: NASA |
Si alguna vez has intentado argumentar con una de esas personas que creen que la llegada a la Luna fue un montaje, seguramente te habrás dado cuenta de lo difícil que resulta convencerles de lo contrario. Se trata de una de las más conocidas y persistentes hipótesis conspiratorias que, gracias a las redes sociales, circulan por todo el mundo y que lamentablemente no dejan de ganar adeptos de día en día.
La confianza que esta peculiar categoría de pensadores tiene en sus creencias suele rozar el convencimiento absoluto. Entre sus más coloridas versiones está la que propone —siguiendo con la categoría de “la llegada a la Luna que nunca ocurrió”— que el director Stanley Kubrick fue contratado por la administración Nixon para filmar las escenas del alunizaje, en un enorme plató, para luego en su día, ser televisadas al mundo entero.
Por sorprendente que parezca, esta “teoría” ha ido ganando fuerza a lo largo de los años, hasta el punto de que la propia agencia espacial norteamericana, NASA, tuvo que publicar un desmentido oficial en un par de ocasiones. La primera en 1977 y de nuevo en 2001, asegurando que las muestras lunares que trajeron los astronautas y el sentido común deberían ser suficientes para desmontar cualquier teoría que sugiera que el Apollo 11 nunca llegó a la Luna. Por desgracia, el negacionismo es impermeable a las evidencias y el sentido común, no abunda entre los conspiracionistas.
Argumentos que contradicen a los conspiracionistas:
La teoría conspiracionista que afirma que la misión Apolo 11 nunca llegó a la Luna ha sido desacreditada por una amplia cantidad de pruebas y evidencias científicas. Aquí hay algunos argumentos clave que contradicen esta teoría:
Imágenes y Videos:
Se tomaron miles de fotografías y horas de video durante la misión, mostrando claramente la superficie lunar, la actividad de los astronautas y el módulo lunar. Estas imágenes y videos han sido revisados y analizados por expertos independientes, y no hay evidencia de manipulación.
Reflectores Lunares:
Durante la misión Apolo 11, los astronautas instalaron un reflector láser en la Luna. Este dispositivo ha sido utilizado por científicos desde entonces para medir la distancia exacta entre la Tierra y la Luna, proporcionando pruebas tangibles de que los humanos estuvieron en la Luna.
Rocas Lunares:
Los astronautas trajeron consigo muestras de rocas lunares que fueron recolectadas durante la misión. Estas rocas han sido estudiadas por científicos de todo el mundo y tienen características únicas que confirman su origen lunar.
Rastreo de Misiones Espaciales:
Las misiones Apolo fueron monitoreadas por estaciones de seguimiento en todo el mundo. El seguimiento de las señales de radio y otros datos recopilados durante la misión confirma la trayectoria de vuelo y el aterrizaje en la Luna.
Testigos de la Misión:
Miles de personas, incluyendo científicos, ingenieros, y personas que trabajaron en el programa Apolo, estuvieron involucradas en el proyecto y atestiguan la autenticidad de la misión. Sería extremadamente difícil, si no imposible, mantener una conspiración de tal magnitud sin que surgieran filtraciones.
Cohesión entre Potencias Rivales:
Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética estaban en una feroz competencia espacial. Si la misión Apolo 11 hubiera sido falsa, la Unión Soviética, que estaba monitoreando de cerca las actividades espaciales de Estados Unidos, habría expuesto rápidamente cualquier engaño.
Tecnología de la Época:
La tecnología disponible en la década de 1960 no habría permitido la creación de efectos especiales avanzados para simular la llegada a la Luna de manera convincente. Además, los avances en tecnología desde entonces han permitido un análisis más detallado de las pruebas existentes, reforzando la autenticidad de la misión.
En resumen, la teoría de que el Apolo 11 nunca llegó a la Luna carece de fundamento y ha sido refutada por múltiples pruebas y testimonios de la época. La evidencia acumulada respalda de manera concluyente la autenticidad de la misión lunar.
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