Según las teorías de ese cipanji que vive en mis espejos y que indudablemente está perdiendo la chaveta por momentos (se pasa la mayor parte del tiempo afilando la katana), las protuberancias traseras de los seres humanos, tanto en hombres como en mujeres, tienen un sentido, una función, un por qué...
Verás, querido hermano: Es un error de diseño —que sería imperdonable en un urbanista—, colocar las zonas de recreo, justo al lado y muy próximas a las cloacas. Pero bueno, el diseñador, no lo ha hecho todo mal: Es evidente que lo realmente importante en esta zona, son los orificios, pero está muy bien pensado rodearlos de una gran masa carnosa con el único propósito de que cuando os sentáis en las tazas del inodoro, no os escurráis cayendo en el interior. Otra cosa más difícil de aceptar —sigo hablando de diseño— es ese pingajo flácido y poco controlable con el que acabáis dejando la citada taza, hecha un asco.
La modelo se llama Sara Croce, pero no sé quién es el fotógrafo.
La foto está bajo Creative Commons.
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caja de galletas