Si esa máquina de ficción existiera y posibilitara el viaje a través de los tiempos, creo que nada me gustaría más, que asistir al momento en que un ser humano empezó a dedicar una parte de su tiempo para hacer unos agujeros en un hueso y empezar a intentar crear melodías.
Puedo imaginar un brillo especial en los ojos de los que le rodeaban, posiblemente en el interior de alguna cueva, cerca del fuego y al refugio de las alimañas. Quizás aquellos sonidos poco armoniosos todavía, resultaban ser el fondo perfecto para las historias que contaban los ancianos para fascinar a los más jóvenes. Estoy casi seguro, de que pocas obras musicales de hoy en día, tan elaboradas, producen en nosotros, emociones semejantes o equiparables a estas que relato y cuyos instantes, se difuminan entre los vapores del tiempo.
Pero... fácilmente podía sonar así:
Pero... fácilmente podía sonar así:
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