26/1/24

Diálogos interiores.

Okanuh y yo. Conversaciones interiores, o sea, en silencio.


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O.- ¿Qué tal viejo? ¿Cómo estás?

  • N.- Bien; un poco atontado, pero creo que es más por el sueño acumulado y el hambre que por la anestesia. Esta es la quinta vez y veo que cada vez afinan mejor la anestesia. Antes era una total y absoluta ausencia de consciencia. Parecía un viaje a la nada. Hoy, en cambio, he tenido hacia el final la sensación de que estaba soñando e incluso recuerdo que tenía que ver -sin recordar detalles- con la política catalana.

O.- Seguramente. Pero supongo que te habrán dicho algo. ¿Estás embarazado o solo es un alien?

  • N.- ¡Tú sí que eres un alien! Claro que me han dicho algo. Aunque ahora debo esperar la cita con el médico. La endoscopista, solo describe. El médico es el que diagnostica y valora hasta qué punto estás medio muerto o fresco como una cerveza saliendo de barril. 

O.- ¡Vale joder! Como te gusta hacerte de rogar... Al final qué ¿Eres una bolsa de patatas fritas o una cerveza fresquita?
  • N.- Mira Okanuh, la vida nos va preparando. Algún pensador afirma que la vida es todo ese proceso que sucede desde el momento de llegar a este mundo y que no es otra cosa que el preparativo para culminar en una vuelta a la nada. Te lo resumo: Hace 30 años una radiografía con enema baritado determino que tenía algún divertículo en el colon. Esas presencias se han confirmando en las colonoscopias que se iniciaron unos años después. Más tarde empezamos con un pólipo, luego fueron tres y hoy han sido cinco. Extirpados.
    Pero el proceso de envejecimiento es como si tu propia naturaleza fuera presentando puertas de esas que abren hacia afuera. Un día u otro alguna se abrirá invitándote a salir. Hoy me han presentado tres nuevas puertas: se llaman angiodisplasias. Unas deformaciones vasculares en los intestinos que puede provocar hemorragias digestivas con facilidad. Justo de lo que murió mi madre. 
O.- ¡Coñe! No me digas que tas vas a morir de un ataque de culo...

  • N.- ¡No pedazo de bruto! Me moriré de lo que la vida disponga, aunque ¿no eras tú el que, fabricando tus frases brillantes, decías que todos nos morimos de lo mismo, un paro cardio respiratorio?

O .- Si señor, exactamente. O eso, o de asco.
  • N .- Pues tu, ándate con cuidado, no sea que me canse de tí y te reviente el cráneo. 

 

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