El club de la comedia II

A nadie parece importarle. Pecata minuta dirán algunos. Veamos a que me quiero referir.

Hemos visto un candidato a ser investido como presidente del Gobierno de la Nación. Propuesto por un señor que vive debajo de una corona y al que nadie, previamente, ha propuesto como candidato a llevarla. 

Y lo propone sabiendo que  no cuenta con los apoyos necesarios, a no ser claro, que consiga "robar" mediante el llamado tamayazo, lo cual quiere decir que "el majestuoso" lo ve bien y está de acuerdo. De esos perros, esos collares. Más claro, un amanecer.

Y como que en este país nos sobra el dinero (olvidemos la deuda, que para eso, de momento no hay cobrador del Frac) montamos ese circo que el mismo Feijóo (que va tan sobrado que incluso le sobra una o) llamó Club de la Comedia. Primera función, el martes 26. 

Trescientos cincuenta chupopteros, se movilizan y viajan desde su terruño hasta el Parlamento, obviamente a cargo de nuestro bolsillo. Sí, sí; el tuyo y el mío. Total ¿para qué? ¿Para que las TVs tengan solucionadas unas cuantas horas de programación? ¿Cobran o pagan por eso?

Esas 350 señorías (es un decir) no tienen el poder de la ubicuidad, así que necesariamente deben desplazarse. ¿Quién paga ese viajes? —Tú y yo, naturalmente.

Y resulta que además, esos homo dicitur sapiens, tienen la mala costumbre de desayunar, almorzar, cenar, tomarse una copita (y a veces echar un kiki clandestino y de pago). ¿Quién paga la xerinola? —Tú y yo, naturalmente.

Y resulta que el Club de la Comedia tiene otra función el viernes, porque... es guay y al pueblo, como dos mil años atrás, hay que darle pan y circo. Y porque nos sobra la pasta y la podemos dilapidar en "collonades" que dan más pena que gracia. Tengo mis dudas sobre que es lo peor: Que vuelvan al terruño o que se queden en Madrid, porque me huele a que no les pone aquello del "relaxing cup of café con leche" y la noche es larga

Permítanme un exabrupto (en catalán, claro): 

Aneu a cagar plegats, colla de carallots, brètols fastigosos!!