Leo con interés como la interpretación que se hace de la explosión del globo de la que hablaba ayer, toma tintes apocalípticos. Pero no; no querían ir por ahí los vaticinios.
Presión, la debe haber porque si no hay presión, no hay globo. Una cierta presión es la que mantiene la forma del globo y un cierto calor en el interior lo mantendrá erguido en elegante postura. Pero precisamente esa característica es la que obliga al globo a mantener el equilibrio de fuerzas necesario. Se precisa mantener la presión de modo que la elasticidad de la superficie mantenga también una sana tensión. Si no se consigue, llega la flojera y si no se consigue frenar el exceso, la superficie puede llegar a rasgarse.
Mantengo la idea de que, en los momentos actuales, estamos inmersos en un periodo de tensión excesiva.
Demasiada presión interior e incluso demasiada temperatura, pueden hacer estallar el globo. Pero eso no debe ser interpretado como un apocalipsis, un fin de la especia o un derrumbe de los pilares de la civilización. No hace falta tanto dramatismo. De hecho, el globo históricamente estalla bastante más a menudo de lo que pudiéramos pensar.
Y cuando eso ocurre, el resultado, que no suele ser agradable, ocasiona cambios en la sociedad que podríamos clasificar de “drásticos”
No aparecen y culminan de la noche a la mañana. Tienen su tempo. Tienen su ritmo y cadencia.
Las fuerzas que tensionan y sobre presionan, son de índole diversa: Posiblemente, el lector lleve un buen rato suponiendo que se trata de fricciones políticas o cuestiones relacionadas con luchas partidarias. Pero ni mucho menos son, ni las únicas, ni las principales; aunque obviamente el amante de la opinión y debate políticos decidirá que "todo es política". Yo los analizo y valoro desde una posición más cercana a la antropología.
Clima, migración, crisis del agua, calentamiento global, sobrepoblación, envejecimiento, cambio del paradigma energético, etc.etc.
Son muchos factores que nos acercan a un desgarro de la delicada superficie que contiene el interior del globo social. Y ahora vuelvo a la afirmación de la entrada anterior:
S'imposa la necessitat que el globus exploti.
Los cambios son necesarios y la deflagración del globo simboliza ese cambio que rompe con patrones antiguos y despliega nuevas ordenaciones y formas de gestión. No quiere simbolizar situaciones terminales, distópicas o apocalípticas, pero sí, transformaciones radicales que nunca son agradables, amables o cómodas.
En el cómo está, creo, la clave.
Por eso decía:Però ara el que importa és com. De com exploti el globus depèn que n'hi hagi un de nou o que no n'hi hagi ni globus ni un després.
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