©Ricard Pardo |
Veo negros nubarrones sobre nuestras cabezas. Y no solo sobre mi tejado. Poco a poco el mundo se está desestabilizando si es que alguna vez tuvo alguna clase de estabilidad. Veo a muchos amigos alargando su retórica día a día, centrados en las cuestiones locales, que en realidad son de poca monta. No pretendo quitarles importancia. Es muy grave el tono parlamentario, repleto de insultos, palabras malsonantes, machismo putrefacto y salsa fascista ensuciando bancadas. Pero hoy, al menos hoy, a mí me apetece extender la mirada un poco más allá.
¿Qué les está ocurriendo a los sistemas democráticos?
¿Acaso tendremos que empezar a pensar que ese sistema/ideal/pensamiento/valor, requiere de una actualización, como ocurre con los dispositivos que llevamos en el bolsillo?
¿Será que quizás tengamos que poner en cuestión, algunos de los derechos, como el de expresión y actualizarlos para que rueden más fino?
Dicen que cuanto menos se mueve una cosa, animal o persona, más cerca de la muerte está. Estoy bastante convencido de que lo mismo ocurre con las ideas. Si no evolucionan están condenadas a un deterioro perverso.
Estamos viendo las consecuencias de las ideas imperialistas de un déspota, al que no se le despeinan los cuatro pelos que le quedan, cuando masacra población civil, como el que mata moscas con un spray.
Vemos el descaro de otros países a la hora de alinearse con ese genocidio, además basándose en una autoridad concedida por los libros del profeta -que Alá lo tenga en su gloria- que es quizás peor argumento que ese otro de la sangre real.
Vemos como se cuestionan sistemáticamente los resultados de las elecciones, eso que ya los griegos clásicos entendieron como el fundamento de la democracia. Vemos como lo que era una consulta "para saber quién" ahora solo es germen de conflicto y que se prolonga incluso más allá de una lesgislatura.
Vemos la inmundicia vertida por ese fenómeno nuevo llamado "redes sociales" sobre la ya de por sí, dificultosa claridad con la que adquirir opinión.
Vemos el descrédito de la voz de la ciencia que, cuando advierte, se la tilda de alarmista.
Vemos crecer y crecer los flujos migratorios sin orden ni concierto y olvidamos que todo quinque lo que realmente desea es permanecer en el valle que lo vio nacer y cerca de los suyos y no a miles de kilómetros. Y por regla general, pensamos que vienen a jodernos la vida.
Esta madrugada veía por Euronews las crecientes protestas tanto en Irán como ahora también en China. Solo nos faltaba tener revuelto el monstruo amarillo.
Esta madrugada veía por Euronews las crecientes protestas tanto en Irán como ahora también en China. Solo nos faltaba tener revuelto el monstruo amarillo.
Sin duda, dejaré muchos en el tintero porque podría seguir enumerando conflictos y problemáticas. Calentamiento global, geopolítica, el problema del plástico, bla-bla-bla, cuya gravedad sirve para que cuatro idiotas hagan chistes, memes y llamen la atención en su perfil de Facebook, pero apelo a aquello de que a buenos entendedores, pocas palabras bastan. Negros nubarrones; eso veo.
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