đź“… Hoy se habla de este individuo. No voy a gastar ni dos lĂneas más en referirme a Ă©l. Supongo que todos sabĂ©is el porquĂ© de que hoy sea noticia. Y todos sabĂ©is quĂ© clase de escoria humana fue este asesino.
Pero yo me pregunto:
¿QuĂ© clase de instituciĂłn es aĂşn hoy en dĂa, esa que en sus basĂlicas mantiene enterrados monstruos despiadados a escasos dos metros de un sagrario?
—Cumpliremos escrupulosamente la Ley—dicen ahora; setenta años despuĂ©s.
Asco de paĂs donde la Iglesia, hace por ley, lo que deberĂa haber hecho hace mucho, en coherencia con sus supuestos valores
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