8/10/22

Elliot Erwitt II

 Hace unos días comenté sobre el oportunismo creativo del fotógrafo Elliot Erwitt. Admirado por muchos y criticado por pocos, forma parte de ese abundante elenco de fotógrafos icónicos del siglo XX.
Como no podía ser de otro modo, esos fotógrafos representativos del pasado siglo abarcan diferentes géneros fotográfico y todo aficionado (o profesional) que se cultiva en la cultura fotográfica, tiene su listado de "maestros". La mía es bastante larga, pero si tuviera que resumirla a la medida de los dedos de la mano, sería los siguientes: Ansel Adams, Helmut Newton, Ernst Hass, Richard Avedon y el que nos ocupa, Erwitt. Este tipo de listas, comprimidas o extendidas, son como los culos. Todo el mundo tiene el suyo y a lo largo de la vida, puede engordar o adelgazar, o sea que importan poco. 
Seguramente los hay mejores y algunas ausencias son simplemente por mi falta de sintonía con el género que practicaron.  Es el caso de H.C. Bresson, que no figura porque con un sinvergüenza como Erwitt  ya basta. (Trata de percibir un tono de complicidad en estas palabras*)
Y es que con la fotografía callejera tengo una falta de empatía más que evidente. No me gusta demasiado aunque reconozco sus valores antropológicos. La buena "street photo" es una maravillosa crónica social de lo urbano en cada tiempo. 

Pero a lo que iba (aunque ligado con esto último): ¿Es auténtico el talento de estos oportunistas de la escena? ¿Son unos auténticos cazadores del instante decisivo? ¿Siempre o solo a veces?
Me permito la duda aunque seguramente sería crucificado en ciertos ámbitos. No es algo que pueda demostrar, pero no por eso dejaría de plantear como un posible beneficio de la duda. 
Veamos la siguiente foto:

Museo del Prado 1995. © Elliot Erwitt.


Una escena con un cierto mensaje con carga subliminal. Un grupo de observadores masculinos ante la Maja Desnuda, contrasta con una sola observadora femenina ante la Maja Vestida. 
Recorres con la mirada el contenido, quizás solo buscando líneas fuertes de composición y te das cuenta de que no son muy necesarias pues la escena invita, precisamente a eso: navegar por el contenido sin un orden concreto. Pero cuando te fijas en el grupo masculino, mas allá de las cuestiones de composición, percibes una cierta "artificialidad" y te conduce a preguntarte qué demonios hace ese tipo más bajito de la derecha, prácticamente pegado a la espalda de su vecino de enfrente, desde donde difícilmente pueda observar bien el cuadro. 
La pregunta, fruto de la duda, es inevitable: ¿No será una escena preparada? 


*Erwitt es conocido como una persona afable, simpática. Pilla, diríamos aquí. Acepta por favor, la palabra sinvergüenza sin connotaciones negativas ni descalificativas.


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