30/9/22

¿Evolución?

Ser un animal complejo y tener la capacidad de "estropear" el planeta no nos coloca en la "cúspide de nada" Si acaso, en la de la estupidez.

Es hora de ir abandonando viejas ideas que esconden prejuicios. Y es que algunas de estas ideas son para sonrojarse. Una de las que más me llama la atención es aquella en que insiste en poner al ser humano en una "supuesta cúspide de la evolución"
Habría que empezar por explicar que la evolución no es un cucurucho de helado puesto al revés, ni una pirámide, ni una montaña, ni nada que se les parezca, de modo que pueda representarse como una figura puntiaguda en lo más alto. Reconozco que esta es una figura muy extendida, que conviene a los que quieren ver este tema de la evolución, como una especie de "Champions futbolero". Pero no es así. Quizás si tuviéramos que buscar un símil gráfico, podríamos usar el de un cristal colocado en una perfecta horizontalidad en el que se deja caer suavemente un liquido aceitoso y viscoso. El movimiento de expansión de ese liquido sobre el cristal explicaría muchísimo mejor como "se mueve" la evolución. 

Este error suele ir parejo con la idea de relacionar la evolución con el cerebro; incluso con su tamaño. Pero en realidad una especie evoluciona con o sin cerebro. Y es que no es conveniente confundir "eficacia" con evolución. Y quizás también deberíamos recordar que eficacia es un valor relativo. Eficacia ¿En qué? ¿Para qué? 

Si miramos el mundo que nos rodea y queremos ser cien por cien objetivos, no nos queda más remedio que reconocer algunas cosas que a ciertas mentes les produce escozor:

  • La vida en este planeta tiene unos cuantos miles de millones de años, la mayor parte de ellos solo con la presencia de microorganismos, procariontes, bacterias, etc. Nosotros somos unos recien llegados.
  • Las plantas también son más viejas que Matusalén y al igual que los anteriores, viven y evolucionan y estamos descubriendo que sus niveles de complejidad son asombrosos.
  • La evolución no es un valor, sino un fenómeno. Todos los seres vivos evolucionan y lo hacen en función de sus necesidades biológicas. Unos lo hacen relativamente más y otros mejor. En este sentido y recordando esa relación artificiosa con la eficacia: ¿Seguro que el que más evoluciona es el más eficaz o por el contrario es el más torpe y que necesita estar evolucionando para no sucumbir como especie?
    Los virus, las bacterias, mutan a velocidades asombrosas; el ser humano necesita miles de generaciones para mostrar cambios mínimamente ostensibles.
  • Si hablamos de eficacia y la relacionamos con la supervivencia de la especie, podemos recordar que ante catástrofes de magnitudes planetarias, muchos invertebrados e incluso vertebrados de menor tamaño, son muchísimo mas eficaces que los homínidos y que nosotros. 
    ¿Has visto lo que un artilugio biológico insignificante como un virus, puede hacernos?
    Animales como el celacanto, el cangrejo cacerola, la cucaracha, el escorpión, el pez pulmón australiano, el ornitorrinco, la rana púrpura, el panda rojo, el tiburón anguila o el ganso overo, apenas han necesitado evolucionar en millones de años para sobrevivir, mientras que en ese lapso de tiempo cientos de miles de especies relativamente más y mejor evolucionadas,  han desaparecido. Entonces ¿es lo mismo la evolución que la eficacia como especie? -Claramente, no. 
Intento, seguramente sin conseguirlo, compartir la idea de que no hay cúspide alguna en la evolución, y si el actual homo sapiens se empeña en considerarse "el rey de la pachanga" es simplemente antropocentrismo. Un poco de freno a la soberbia y un plus de humildad nos vendría muy bien. Y tomar consciencia de nuestra debilidad, es algo que nos hace mucha falta. 

La evolución juega en otra liga. No es meritoria, ni valorable. ¿Con qué parámetros objetivos, medirías la evolución? ¿Cerebro? ¿Aparato motor? ¿Sistema nervioso? Ni siquiera los superpoderes de los héroes de Marvel sirven. 
Nosotros, haríamos bien en centrarnos en la nuestra (liga): Crear, fomentar,  una consciencia de especie basada en el bien común, la solidaridad y en la eficacia -esta vez si- respecto a la supervivencia nuestra y de todos los demás seres vivos y por supuesto en el cuidado del planeta que nos contiene a todos. Vayamos pues hacia la cúspide de la eficacia. 



Imagen de David MAITRE en Pixabay

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