ficción (o no)
La madrugada había sido fría y sobre el llano que rodea el estanque, una densa niebla remojó por completo las briznas de hierba. Esas humedades persistían a media mañana y en mi transitar tranquilo por los caminos, unos brillos extraños llamaban mi atención. No me quedó otro remedio que tratar de observar mejor el fenómeno. La curiosidad tiraba de mi. Al fin y al cabo el paseo tenía el propósito de encontrar alguna imagen interesante y fotografiable.
Solo hay una forma de observar correctamente las briznas de hierba: convertirse en hierba. Eso hice. Y allí tumbado, cámara dispuesta, objetivo macro-fotográfico montado y el ojo en el visor. Tuve que comprobar que la lente no tenía ningún filtro polarizador añadido, porque la refracción que descomponía la luz reflejada de las gotas, en diversos colores no tenía sentido. Ese fenómeno se manifestaba de forma natural cuando se polarizaba la luz, pero sin polarizador... ¿Cómo era posible?
Un moreno, con su chaleco amarillo fosforito y su bicicleta, me distrajo. Seguramente se dirigía a su trabajo y no pudo evitar saludar y preguntar:
—Bueno día jefe, ¿caracole?
—No hombre, no. Estoy haciendo fotos.
—Ah... un foto.
Y después de esta interesante y larga charla, se largó pedaleando sin mucha prisa. Me pregunto porque les cuesta tanto usar alguna fórmula de despedida; no sé, un adiós o un que vaya bien...nada. Se largan sin decir nada. Cuestión cultural, supongo. Estos vecinos morenos son trabajadores que suelen pasar por la zona de los estanques de mi pueblo, evitando así un buen trozo de carretera y sus peligro por el tránsito de camino hacia la fábrica.
Volví a fijar mi atención en el brillo refractado y su cromatismo. Apenas era observable. Otra rareza... ¿Cómo era posible el cambio en tan poco tiempo?
Decidí probar colocando un polarizador y ver que ocurría. Los colores reaparecieron y tomé las fotos.
Ahora, el incremento cromático tenía un claro porqué. Respondía a la Física, como me gusta decir.
Pero ¿y antes?
—Ni idea, me dije. Se lo preguntaré a An'ya.
Y efectivamente, por la noche, después del post procesado fotográfico, alguna matriz mental tomó forma en la parte oscura de la mente y empezó a trabajar en sueños. Sueños de los que podríamos hablar otro día.
Pero qué maravilla de fotografía y, por supuesto, acompañado del texto. Me chifla la refracción, en mi casa hay un espejo biselado y varios cristales que también, y a ciertas horas se dibujan varios arcoíris en las paredes y en el suelo.
ResponEliminaQué maravilla!!!!!
ResponEliminaMe requeteencanta😍
Una fotografía preciosa. Me temo que de filtros de cámaras sé poco, pero la forma de expresión me ha resultado muy poéitica y hermosa.
ResponEliminaSAludos.