Se llama Ellen Alaverdyan y creo que aún no ha cumplido los 9 años.
Su padre, Hovak, músico profesional y de laboratorio, se dio cuenta de que la niña presentaba de bien pequeña una clara tendencia hacia la música y los instrumentos y en sus primeros añitos estuvo muy atento en comprobar hacia cual sentía más inclinación. Probaron piano, batería y otros. Finalmente Ellen se expresó con total claridad. Le gustaba la guitarra baja. Un instrumento con un diapasón suficientemente largo en algunos modelos, como para no poder abarcarlo a esta edad y estatura. La ilusión de la niña sumada a la del padre han conseguido este "milagro" tan admirable.
Creo que ella es una muestra más de una generación que apunta a ser muy especial, tanto para lo malo pero también para lo bueno.
Se merecen un mundo mejor al que lamentablemente están encontrando.
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