©Ricard Pardo |
¿Qué es lo que es? —me preguntan cuando observan la imagen.
Déjate llevar —es lo que obtienen por respuesta.
No convenzo.
Las mentes analíticas de los observadores se entretienen en intentar una identificación con algún posible paisaje, visto en un determinado momento, en unas determinadas situaciones.
¿Será posiblemente el lento ascender del astro madre? O por el contrario ¿se tratará de su ocultamiento al final de la tarde?
Mientras yo me digo en mis adentros —Y qué carajo importa… — Un agudo espectador entra en escena inquiriendo la posibilidad de otro astro.
¿No será la Luna? —propone dubitativamente, mientras busca afirmaciones en las miradas de sus compañeros. Casi de inmediato surge la idea de que ese semicírculo es demasiado dorado para ser la reina de la noche y se encadena un debate sobre esa posibilidad en donde no tarda en aparecer aquellas mal entendidas ideas de luna de sangre, luna semi eclipsada y otras linduras parecidas.
Se impone una explicación:
Estamos ante un bocadillo. La parte más sustancial de la receta, como en cualquier bocadillo que se precie, está situada entre dos rebanadas. Y no es otra cosa que un simple círculo blanco con un cierto desenfoque gaussiano. Ni Sol, ni Luna, ni astro alguno; un simple círculo blanco.
La parte exterior del bocadillo lo componen dos imágenes a modo de rebanadas de pan. La rebanada superior es un paisaje de un horizonte muy oscuro al que le he borrado el cielo en algunas partes, conservando otras.
La rebanada inferior es un cielo sin horizonte alguno de un atardecer tardío; es decir, cuando ya no se ve sol alguno.
Pero…¿porqué no se aprecian detalle alguno en el perfil del horizonte o formas mas definidas en las nubes? —pregunta un alma curiosa, con los ojos clavados en los míos y abiertos como los de un búho.
—Querido amigo, los catalanes, cuando hacemos un bocadillo, tenemos la costumbre de untar las rebanadas con tomate refregando el tomate en la superficie del pan al que también añadimos aceite. Posiblemente se me han “corrido” las rebanadas.
Bien. —Pero, ¿de qué es la parte más sustancial del bocadillo?—
Entro en cólera y con un esfuerzo sobrehumano, mantengo el silencio y me despido a la francesa.
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